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Estar cómodo estando incómodo: lecciones del dojo a la UCI

Un inspiradora sinergia entre el Jiu-Jitsu Brasileño y la medicina intensiva, donde la disciplina, la humildad y la resiliencia enseñan a mantener la calma y crecer en medio de la incomodidad.
24 de octubre de 2025 por
Estar cómodo estando incómodo: lecciones del dojo a la UCI
Emergear Ecuador, Emergear Ecuador
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🔈 Puedes escuchar el resumen aquí: https://notebooklm.google.com/notebook/7615625c-aea3-4fb8-b577-747c9636ece6?artifactId=834c8964-f740-4ac1-abdf-db08abf2866d

Este texto es una traducción al español del artículo “Being comfortable being uncomfortable: lessons from the dojo to the ICU”, escrito por Luke Flower y publicado en Intensive Care Medicine (2025).

El autor, médico intensivista y cinturón negro de Jiu-Jitsu Brasileño, comparte valiosas reflexiones sobre cómo las lecciones del dojo —disciplina, humildad, resiliencia y trabajo en equipo— encuentran un profundo paralelismo con la práctica médica en la UCI. Una lectura inspiradora sobre el arte de mantener la calma en la incomodidad y aprender a crecer en medio de la presión.


A primera vista

El arte de aprender a infligir daño en las artes marciales puede parecer contradictorio con el mantra médico de “no hacer daño”. Sin embargo, bajo la superficie, ambos comparten mucho más que sudor, sangre y lágrimas.

Pisé el tatami por primera vez en 2007 y entré en la jaula en 2008, intimidado y sin saber exactamente lo que hacía. En muchos sentidos, se parecía a mi primer día como médico recién graduado. A lo largo de casi dos décadas de entrenamiento, he descubierto más similitudes de las que jamás imaginé entre las artes marciales que practico y mi trabajo en cuidados intensivos.

Recibir mi cinturón negro en Jiu-Jitsu Brasileño (BJJ) fue, en muchos sentidos, tan significativo para mí como obtener mi título de médico —y tomó más tiempo. En promedio, se necesitan unos 13 años para alcanzarlo: una montaña rusa de disciplina, perseverancia y aprendizaje constante. Un recorrido que guarda muchos paralelismos con la medicina. Y, al igual que completar la especialización en cuidados intensivos, obtener el cinturón negro no es el final del camino, sino solo el comienzo.


Fig. 1. Lecciones de artes marciales aplicadas a la unidad de cuidados intensivos. Imagen realizada con la ayuda de Copilot.


La importancia de dominar lo básico

En el BJJ, como en muchas artes marciales, dominar lo fundamental es esencial. Hasta que las bases no se aprenden, comprenden y aplican correctamente, intentar algo más avanzado carece de sentido. Los grandes maestros han construido su estilo sobre la aplicación constante y efectiva de las técnicas básicas.

En cuidados intensivos sucede lo mismo. Ya sea que un paciente llegue con sepsis grave, trauma mayor o síndrome de dificultad respiratoria aguda, los principios del cuidado crítico permanecen iguales: hacer bien lo básico —alcanzar los objetivos fisiológicos, ventilar de forma protectora, prescribir la tromboprofilaxis adecuada—, porque todo lo demás depende de ello.

Como dijo el legendario Roger Gracie, de quien tuve el honor de recibir mi cinturón negro:

“El Jiu-Jitsu es simple: solo tienes que hacerlo bien.”

En muchos sentidos, los cuidados intensivos siguen el mismo principio.


La importancia de la humildad

En el camino hacia el cinturón negro, serás sometido una y otra vez. El ego no tiene lugar en el tatami: causa lesiones, obstaculiza el crecimiento y afecta el ambiente de entrenamiento. Lo mismo aplica en la UCI.

Durante una intubación difícil, es vital que el clínico sepa cuándo dar un paso atrás y pedir ayuda. Si no estás seguro de cómo manejar un caso, busca consejo, habla con tus colegas y pon las necesidades del paciente por encima del orgullo personal. La humildad puede salvar vidas.


Perder un asalto no significa perder el combate

En competencia, perder un round no significa perder el combate; hay oportunidad de volver. Y perder un combate no acaba con tu camino; es solo otra ocasión para aprender. Un cinturón negro no es más que un cinturón blanco que nunca se rindió.

Lo mismo ocurre en cuidados intensivos: un procedimiento fallido no te hace un mal médico, sino que te ofrece la oportunidad de reflexionar, crecer y volver más fuerte. Para los pacientes, un intento fallido de extubación no significa que todo esté perdido, sino que es momento de reagruparse, reevaluar y planificar el siguiente paso.


Toma de decisiones adaptables bajo presión

Frente a cualquier oponente en las artes marciales, la adaptabilidad y la creatividad informada son lo que separa a los expertos de los principiantes. Uno puede entrar al combate con un plan, pero un movimiento inesperado del oponente, una pérdida de agarre o una defensa imprevista pueden requerir un cambio inmediato de estrategia.

Evitar la visión de túnel e incorporar flexibilidad mental son habilidades esenciales tanto en el tatami como en la UCI. En cuidados intensivos, aunque existan protocolos claros, las complicaciones y las respuestas variables son inevitables. El éxito depende de saber fluir de una estrategia a otra sin perder el control.

En ambos entornos, la capacidad de adaptarse bajo presión puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso.


Sentirse cómodo estando incómodo

Una lección central del BJJ es mantener la calma en situaciones incómodas. Ya sea atrapado en una sumisión o agotado durante un combate, el progreso llega al abrazar la incomodidad.

La medicina intensiva es igual. Los turnos largos, los pacientes críticos y la toma de decisiones rápida crean un entorno de alta tensión. Crecer implica aceptar el malestar en lugar de evitarlo.

Al manejar un paciente en deterioro o afrontar el estrés emocional, estar cómodo con la incomodidad permite mantener la claridad mental. Así como el grappler se mantiene sereno al estar atrapado, el intensivista debe actuar bajo presión y permanecer presente en medio de las circunstancias exigentes.

No se trata de ser intrépido, sino de reconocer el miedo sin dejar que gobierne tus acciones.


El valor del equipo

Una de las lecciones más importantes que enseñan las artes marciales es el valor del equipo. Sin compañero no hay con quién aprender; sin entrenador, no hay de quién aprender; y sin oponente, no hay contra quién medirse.

Esta comunidad nos permite crecer, superarnos y prosperar. En cuidados intensivos, ocurre lo mismo. Nuestros colegas son nuestro soporte y nuestros pacientes, un privilegio. A veces el trabajo puede sentirse solitario, pero solo en equipo alcanzamos el verdadero éxito.

Y como en la medicina o en el dojo, no todos los días son buenos: hay lesiones, errores y fracasos. Pero, como me dijo el Maestro Mauricio Gomes cuando las cosas se oscurecían:

“Tudo passa” —todo pasa.

Las heridas sanan, los errores se transforman en lecciones, y los días duros dan paso a otros mejores.

Ya sea en el dojo o en la UCI, la resiliencia no consiste en evitar la dificultad, sino en aprender a atravesarla, juntos.

Las lecciones del arte marcial nos invitan a replantear cada revés como parte de un viaje mayor, fomentando una visión más amplia y reflexiva de nuestro trabajo en cuidados intensivos.


🔗 Referencia

Flower, L. Being comfortable being uncomfortable: lessons from the dojo to the ICU. Intensive Care Med (2025). https://doi.org/10.1007/s00134-025-08127-1


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